
Las personas entran en nuestro corazón y, según los altibajos de la vida, algún día pueden marchar: Amigos, familiares, conocidos. En cualquier caso, un pedazo de su corazón permanecerá unido al nuestro. Porque el amor nunca muere, donde sea que la vida nos lleve, las personas dejan una parte de sí mismas en nuestro corazón, incluso al nivel sutil. Aún mayor es el amor que recibimos de quienes permanecen a nuestro lado, tan fuerte que nos transforma, día tras día, para sacar lo mejor de nosotros mismos. Deseamos que el Amor, en todas sus formas, continúe vivo en cada uno de vosotros.
Bernard y Angy Rouch