Hoy es el día en que celebraremos a Santa Lucía. Su nombre, derivado del latín «lux» (luz), evoca luminosidad y claridad. Según una leyenda, Lucía perdió sus ojos durante las persecuciones del Emperador Diocleciano, pero Dios le devolvió la vista. ¿Cómo ocurrió este milagro? Podría ser que, tras perder la vista física, Lucía desarrollara una percepción más profunda, una especie de «visión interior» o espiritual, que le permitiera «ver» el mundo material y más allá.
Esto podría explicar por qué se la representa con una corona de velas sobre su cabello y la asociación de su nombre con una luz interior, más poderosa que la visible a los ojos. Como mensajera de la Luz, la fiesta de Santa Lucía, protectora de la vista, anuncia la inminente llegada de la Navidad.
Recordemos, hoy, cultivar nuestra visión interior para percibir la vida en una luz más profunda y significativa, especialmente en estos días cada vez más oscuros.
Bernard y Angy