El 25 de diciembre, celebramos la natividad de Jesús. Pero la lectura attenta del Evangelio pone in discusión esta tesis. Lucas, por ejemplo, escribe que al nacimiento de Jesús los pastores estaban de noche cuidando de sus rebaños. En diciembre, en Judea. las noches son lluviosas y frías, por lo que es difícil imaginar a los pastores cuidando a su rebaño por la noche.
Entonces, ¿qué estamos celebrando el 25 de diciembre? Desde la antigüedad, se celebravan muchas fiestas el 25 de diciembre: la del nacimiento de Mitra, la deidad victoriosa de las fuerzas de la oscuridad que se llamava sol invictus (sol vencido). El encuentro entre los dioses y los hombres en la festa celta de Yule. El nacimiento de Horus de un padre que murió y fue resucitado por la magia de su madre Isis.
Todas estas fiestas celebravan el 25 de diciembre como una fecha especial en la que el poder del sol logra vencer la sombra, la muerte. Hoy, como entonces, esta noche nos ofrece la oportunidad de soltar nuestras barreras, los escudos que envuelven nuestra alma e impiden que esté en contacto con Dios.
¿Por qué no dar la posibilidad a un milagro? Dejemos que nuestra alma sea tocada y abra la puerta del corazón para hacer que la luz penetre. Recordemos con verdadera convicción interna que el Divino puede hacerlo todo: crear, disolver y transformar. Si realmente dejáramos que la puerta se abriera, liberaría esa alegría del corazón que debería llenar esos días festivos.
Feliz Navidad a todos