Este día 8 de Diciembre, dedicado a María, celebra la transmisión de la luz de madre a hijo. Nuestra madre no sólo nos transmitió la vida al nacer, sino también nuestra fuerza vital, nuestra luz interior. Los nueve meses pasados en el útero no sólo nos dieron un cuerpo físico, sino que también nos dieron el impulso decisivo para la vida que todavía nos acompaña hoy en día. Esta verdad está incluso inscrita en el corazón de nuestras células: las mitocondrias que son la fuente de energía de cada una de nuestras células provienen exclusivamente de nuestra madre. Este amor que nos ha impregnado a lo largo de nuestra vida fetal nos ha permitido crecer durante la gestación y ha favorecido el descenso de nuestra alma a nuestro pequeño cuerpo. Ahora nos toca a nosotros transmitir este don de amor de nuestra madre como Cristo transmitió el de María: una fuerza suave, acogedora y regeneradora de la que la humanidad tiene tanta sed en este delicado momento de la historia.
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